El desarrollo de las nuevas tecnologías e Internet ha facilitado el intercambio de todo tipo de información que incluye contenido contractual y administrativo. El uso de la firma digital soluciona el problema de la autentificación de documentos, ya que a todos los efectos, equivale a nuestra firma autógrafa.
Este mecanismo se basa en la criptografía y resulta de una secuencia de datos electrónicos (bits) que se obtienen mediante la aplicación de un algoritmo de cifrado. El sistema cifra los mensajes mediante el uso de dos claves diferentes, una pública que puede ser conocida por cualquiera, pero que no sirve para averiguar la privada, la cual es conocida únicamente por la persona a quien pertenece las dos claves.
Según la Ley 59/2003, de 19 de diciembre, de firma electrónica, existen tres tipos de firma electrónica:
– Simple: la cual incluye un método para identificar al firmante (autenticidad).
– Avanzada: es la firma que además que asegurar la autenticidad nos garantiza la integridad del documento.
– Reconocida: es la que nos garantiza la autenticidad e integridad amparada por un certificado reconocido. Esta firma tendrá el mismo valor jurídico que la firma manuscrita.
El uso de la firma digital asegura que el emisor y el receptor del mensaje puedan realizar una comunicación u operación fiable, ya que garantizan:
– La confidencialidad, ya que sólo tendrán acceso a la información las personas autorizadas, no pudiendo ser leída por terceras partes.
– La integridad del mensaje, siendo el documento recibido el mismo que el emitido, sin posible alteración durante la comunicación.
– La autenticación, atribuyendo la identidad del signatario, sin que exista duda alguna de su origen de envío.
Toda persona que quiera disponer de una firma digital, deberá dirigirse a una empresa o entidad que tenga el carácter de “Prestador de Servicios de Certificación”, el cual, una vez compruebe la identidad del solicitante, le entregará sus claves y certificado digital correspondiente.
La firma electrónica constituye la herramienta fundamental para la mejora de la seguridad de la información, generando un mayor grado de confianza en nuestras comunicaciones y transacciones.